lunes, 12 de octubre de 2015

VINOTICIA: Del alcornoque a la botella con rosca: el arte del corcho y su relación con el vino

A pesar de que en los últimos años se están desarrollando tapones de siliconas y otros materiales sintéticos, parece que nadie le puede ganar la batalla al corcho. Los grandes enólogos y apasionados del vino prefieren y defienden el uso del tapón tradicional, y es que va más allá de su uso práctico. Desde el alcornoque hasta la botella, el corcho es todo un arte que mantiene una relación íntima con la calidad del vino. El corcho se viene usando para cerrar recipientes desde la Antigüedad, y desde que comenzó a utilizarse en el embotellado del vino francés la tecnología ha ido evolucionando con diseños cada vez más adaptados a las necesidades de las botellas. Así llegamos hasta la actualidad, con el novedoso sistema de tapón de rosca presentado recientemente por Amorim en colaboración con las bodegas la Estacada.

Numerosos hallazgos arqueológicos demuestran que ya en el Antiguo Egipto se empleaba el corcho del alcornoque como material para cerrar y sellar recipientes. Los pueblos griegos y los romanos fueron extendiendo su uso en diversos campos, destacando el cierre de las ánforas que contenían vino y otros productos. Durante la Edad Media el corcho fue cobrando protagonismo, especialmente a raíz de la expansión de las campañas navales, hasta que en el siglo XVII francés Dom Pierre Pérignon apostó por el corcho como material para sellar las botellas de vinos de Champagne. Con la llegada de la industrialización la técnica y fabricación de tapones de corcho se fue perfeccionando hasta desarrollarse una verdadera industria del corcho, siguiendo un camino paralelo al de la propia industria del vino. Hoy en día es un mercado mundial lejos de desaparecer que apuesta por la innovación en muchos campos diferentes.

La historia del vino ha estado ligada prácticamente desde sus inicios a la evolución del trabajo del corcho, y es que sigue siendo el mejor material para la conservación de los caldos. A pesar de que desde ciertos sectores se están intentando popularizar tapones sintéticos, afortunadamente los grandes consumidores y expertos en vinos siguen confiando en botellas con tapones de corcho, garantía de calidad. El corcho ha demostrado ser el único material capaz de conservar adecuadamente el vino respetando su evolución y sus propiedades con el paso de los años. Es un material sostenible que no daña el contenido de la botella, asegura un sellado perfecto y evita que penetren agentes externos como el aire, humedad o bacterias. Para que un tapón de corcho cumpla su función y no estropee el vino, tiene que ser 100% de corcho natural, de buena calidad, de una pieza entera especialmente si está destinado a vinos de larga conservación. Y por supuesto, es importante conservar las botellas en posición horizontal, para mantener el corcho húmedo y evitar que se agriete.

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